El derecho de considerarse un(-a) buen(-a) amante pertenece en la mayoría de los casos a gente que pasa desapercibida por las calles. Jamás volverías la cabeza si una persona así pasara a tu lado. Sin embargo, será muy difícil olvidarla después de tener contactos sexuales con ella.Una buena amante conoce bastante la teoría del sexo. Y nunca se olvida de que la teoría sin la práctica no sirve para nada. Sólo las prácticas permiten perfeccionar la maestría.

Una buena amante reconoce que en la vida de la mujer puede existir el sexo sólo por el sexo.

Una buena amante  tiene una buena imaginación y le gustan lo nuevo. Si ve una escena en una peli porno que le atrae la atención, le propone a su pareja probar lo mismo sin falso pudor.

Una buena amante nunca está aburrida en la cama. El sexo para ella es una aventura, por lo tanto durante el acto sexual siempre deja volar su imaginación.

Una buena amante no espera a que la inviten a tener sexo, siempre está lista para iniciar una aventurilla sexual.

Una buena amante sabe que el sexo verdaderamente placentero es imposible sin tener una buena salud.  Por eso se cuida mucho.

Una buena amante no se fija en las dificultades del hombre en la cama, sabe convertirlo todo en una broma y apoyar al hombre.

Una buena amante sabe de vez en cuando decir “no” al sexo porque entiende perfectamente que el hombre es cazador por naturaleza y que al fin y al cabo puede perder el interés si siempre recibe lo que quiere. El hombre debe estar preparado a que su pareja pueda proponerle sexo en el lugar más inesperado y al contrario negarse a hacerlo, explicándolo por un simple “no me apetece”.

Una buena amante conoce bien su cuerpo y deja a su pareja investigarlo con su ayuda.