En algunas ocasiones, cuando estamos cegados por los sentimientos, hacemos caso omiso a los defectos de la persona amada. Nos parece la encarnación del ideal y aún si algo no nos gusta creemos que una vida común suavizará todos los problemas. Pero ¿es así realmente?Ya estás cansada de interminables citas, estás lista para las relaciones serias que con el tiempo pueden derivar en matrimonio. Sabes perfectamente qué tipo de hombre necesitas a tu lado. Pero no es oro todo lo que reluce. Por eso deberías definir desde el principio si podrás conformarte con los defectos de tu pareja.
Pero no seas ingenua y no creas que es posible reeducar al hombre. Como máximo, le harás perder la costumbre de echar los calcetines sucios al suelo, nada más. Es que frecuentemente el hombre cambia bruscamente después de casarse, y en realidad, simplemente deja de ocultar sus defectos y rarezas y se convierte en sí mismo.
Los siguientes puntos te podrán ayudar a la hora de elegir un marido:
Deberíais coincidir al menos en los 3 siguientes puntos :
- A nivel físico: en este punto estamos considerando la compatibilidad de la pareja en plan sexual.
- Al nivel espiritual: si vuestros sentimientos son igual de fuertes, si entiendes y aceptas la manera de reflejar el amor de tu pareja, si te falta o te es suficiente el amor de tu pareja, etc.
- Al nivel del espíritu: hasta qué punto coinciden vuestros planes de vida, metas y aspiraciones, si tenéis temas en común para discutir, etc.
Estos son los puntos clave en los que debes prestar la mayor atención posible. Tampoco estaría mal si el estado social, la situación financiera, la nacionalidad, el nivel de estudios, las costumbres y los temperamentos también coincidieran. En general, en la vida familiar la cantidad de coincidencias es directamente proporcional a la posibilidad de ser felices juntos. Y al contrario, cuanto menos divergencias haya entre los enamorados, mejor, o si igual existen, que sean de poca importancia.